Un informe que apareció en la revista "Ladies Home Journal" hace el siguiente cálculo: “El abuso sexual de niñas es cuatro veces más común que la violación de mujeres adultas. De cada cuatro niñas entre las edades de cinco y trece años, una llega a ser víctima de alguna forma de abuso sexual por parte de adultos... sea mediante el exhibicionismo, el acariciar impropio, la violación o el incesto. Aunque las niñas son las víctimas más comunes, entre 20 y 25 por 100 de las víctimas son niños”.
Cabe reconocer, por tanto, que los abusos sexuales de menores no son en absoluto un acto aislado en el mundo en que vivimos, sino un problema muy extendido en nuestra sociedad, un problema que penetra en todos los grupos sociales, económicos, religiosos y raciales.
No cabe ninguna duda de que el abuso sexual genera traumas profundos en la mete de un niño y producen graves efectos perjudiciales de largo plazo.
¿Qué pasa por la mente de un niño al momento de ser abusado?
¿Cuáles son los conflictos internos que se le generan tras el abuso que podría llegar a estar arrastrando toda su vida?
Y lo más importante, ¿Es posible superar un abuso y llevar una plena libre de culpa y resentimientos?
Antes de pasar a explicar todos estos puntos quisiera hacer una aclaración, y es que cuando hablo del niño, a modo de generalizar, me refiero a un menor de edad sin importar su género, pueden ser niños o niñas. No se interprete por favor que únicamente me este refiriendo a los niños en genero masculino, ya que como indican las estadísticas, la mayoría de menores abusados son de hecho las niñas. Por tanto, el articulo es aplicable a ambos géneros.
El abuso sexual puede tomar muchas formas. La mayoría de las veces se produce en la propia casa del niño o en casa donde suelen dejar al niño con “alguien de confianza”, puede ser casa de los abuelos, casa de los tíos, y cosas como estas.
El abuso sexual no siempre constituye una violación.
La mayoría de las veces comienza con un pariente que suele espiar al niño mientras se desviste. El niño se siente observado y no le gusta, y si el niño no fue advertido por los padres de que este tipo de conductas debe ser denunciado, el niño se queda sin saber cómo gestionar la situación y no hace nada.
Luego, en muchos casos el abusador comienza a ir al cuarto del niño por la noche, o en momentos cuando no hay otro adulto en casa, y a tocarle sus partes íntimas. El niño se siente incómodo, pero no sabe qué es exactamente lo que no esta bien, no sabe hacer un análisis de cómo esta situación va en contra de sus valores y normas. Solo se queda con la sensación de que algo no va bien, pero no sabe exactamente qué es.
Además, la situación se agrava debido a que, en la mayoría de los casos, el abusador suele ser un pariente cercano del niño, un tutor o un amigo intimo de la familia, que en todo caso forma parte del circulo de los “Amores Primarios” del niño. Esto quiere decir que esta persona en la mayoría de los casos representa para el niño un símbolo de Autoridad, una persona a la que “hay que hacerle caso”.
En tal caso el abuso genera en el niño un conflicto de valores. El niño sabe (porque le han enseñado), que hay que hacerle caso a esta persona que resulta ser un abusador, pero a la vez esta persona esta haciendo algo que al niño le incomoda y no le hace sentir bien. En su mayoría, el niño no sabe como resolver este conflicto de valores y cede bajo la autoridad del Abusador.
Si el niño se resiste, el Abusador puede recurrir a amenazas o manipulaciones.
Las técnicas de la manipulación pueden ser de lo más diversas. Se puede poner furioso o por el contrario hacerse la víctima. Puede prometer una recompensa o invocar un castigo. O puede convencer al niño que esto no es más que un juego.
Así, recurriendo a la técnica que fuese, el abusador consigue su objetivo.
Tras el abuso es probable que el niño tenga que ver al abusador todos los días y actuar como si no sucediese nada. Esto genera en la mente del niño un conflicto de intereses. El niño siente el impuso de contar lo sucedido a alguno de sus padres pero el miedo, la culpa o la vergüenza le impide hacerlo. El miedo a perder el amor de sus padres es el miedo mas grande que puede tener un niño. Ese miedo hace que el niño se calle los abusos y en muchos casos continúe padeciéndolos por muchos años sin saber cómo ponerlos de manifiesto.
Esto lleva a que muchos niños se evadan mentalmente. Se imaginan que el abuso no ocurrió, borrándolo de la memoria o adormeciendo su percepción del problema. Muchas víctimas de abusos sexuales utilizan esta facultad como un medio para sobrevivir.
No es de extrañar, por tanto, que el libro "Surviving Child Sexual Abuse" (Cómo superar el abuso sexual de menores) afirme: “Se calcula que hasta el 50% de las personas que han sobrevivido al abuso sexual de menores no son conscientes de estas experiencias”.
Otros en cambio, puede que recuerden el abuso, pero rechacen los sentimientos relacionados con él: el dolor, la ira y la vergüenza.
¿Cómo afectará el abuso al niño en su vida adulta?
Todo va a depender de cuál será la emoción dominante que se le genere en el momento de ser abusado, si es Ira, Tristeza, Miedo o Asco. El niño podría experimentar una emoción en concreto o varias emociones base a la vez.
Dependiendo de cuales sean estas emociones, la mente del niño asignará un significado al evento ocurrido, creará en él creencias limitantes que lo condicionaran en su vida adulta y crearan en el niño patrones de reacciones y comportamientos que la persona repetirá vez tras vez en diferentes circunstancias sin saber por qué.
Por tanto, las consecuencias en su vida adulta pueden ser muy diversas.
Muchas víctimas tienen profundos sentimientos de inutilidad y poca autoestima.
Los expertos en la materia han enumerado algunas de las secuelas comunes en las víctimas de abusos sexuales, entre ellas la depresión, conductas autodestructivas, intentos de suicidio, trastornos del sueño y problemas de aprendizaje. Como repercusiones a largo plazo, (en casos de mujeres) se pueden citar problemas para desempeñar el papel de madres, la falta de confianza en los hombres, el matrimonio con un maltratador, la prostitución. También se pueden presentar casos de desequilibrios en relaciones personales, inadaptación social y disfunción sexual.
Pero lo que la mayoría de las victimas arrastra toda la vida es un sentimiento de culpa, así como rencor y resentimiento contra el abusador.
Estos sentimientos y emociones enquistadas durante años no pierden su fuerza con el paso del tiempo, por el contrario, por más que la víctima del abuso quiera olvidarlo cada vez la afectan más y en más áreas de su vida.
Algunas personas que fueron víctimas de abusos sexuales creen que lo mejor para ellos seria reprimir todo recuerdo de estas experiencias. Sin embargo, en la mayoría de los casos esto resulta contraproducente. Reprimir recuerdos espantosos supone un esfuerzo mental agotador que hasta puede tener graves repercusiones en la salud.
Cuando la víctima se hace mayor, las presiones de la vida suelen debilitar su capacidad de ahogar el pasado. El olor de cierta colonia, un rostro que parece familiar, un sonido sobrecogedor y hasta un examen médico pueden desencadenar una sobrecogedora irrupción de recuerdos y sentimientos.
Como comenta el libro "The Right to Innocence" (El derecho a la inocencia), de Beverly Engel, “los abusos invaden toda faceta de la existencia.”
El recuerdo puede rechazarse por un momento, pero vuelve a aparecer en el primer momento oportuno.
En cambio, muchas víctimas encuentran alivio en tratar de recordar. Una mujer víctima de abusos comenta: ‘Una vez que los recuerdos han venido a la memoria, pierden su poder. Mantenerlos encerrados en el subconsciente es más doloroso y peligroso que deshacerse de ellos’.
Por eso lo mejor para las victimas del abuso sería recurrir a la ayuda de un profesional competente que en un ambiente libre de juicio puede ayudarle a sanar las graves heridas que sufrieron, comprender la razón de sus muchos comportamientos y descubrir la raíz de algunos de sus problemas en el presente.
La Intervención Estratégica es una combinación de técnicas de alto impacto emocional que permite en pocas sesiones:
Trabajar en profundidad los efectos del abuso sexual en la víctima
Descubrir la emoción dominante que estos abusos han generado en la persona
Trabajar las creencias limitantes que se han generado en la persona
Identificar y cambiar los patrones generados tras el abuso
Liberar a la persona de sentimientos de culpa, la vergüenza y falta de amor propio
Trabajar las emociones de Ira, miedo, tristeza y asco
Trabajar el perdón a uno mismo y a las personas implicadas
Las victimas de abusos sexuales pueden dar vuelta la página y reescribir su historia.
Si eres una de ellas puedes reservar tu sesión gratuita en la pagina de inicio de este sitio web.